La cama de siembra sienta las bases para el establecimiento del cultivo. Sin embargo, hay diferentes técnicas que se pueden utilizar para crear un semillero:
- Técnica convencional
- Arado de vertedera + Sembradora Rapid
- Labranza mínima
- Labranza ultra superficial
- Labranza superficial
- Siembra directa
La técnica utilizada depende de muchos factores diferentes, como los residuos de la cosecha, el equipo disponible, el tipo de suelo, el clima, la necesidad de mano de obra, etc.
El arado calienta el suelo y entierra los residuos vegetales para que no obstaculicen la siembra. Sin embargo, el arado altera la estructura del suelo y aumenta la oxidación de la materia orgánica. Sin arar, la materia orgánica y la estructura del suelo se mantienen, pero la paja puede causar problemas en la siembra y puede transmitir enfermedades.
1. Técnica convencional - arado de la paja, cultivo hasta la profundidad de siembra con un cultivador de puntas/discos, siembra convencional, esparcimiento de fertilizantes.
2. Arado de la paja, cultivo superficial, la siembra con Rapid, en la que la semilla y el fertilizante se colocan en el suelo simultáneamente.
3. Mínima labranza – labranza de la paja con un cultivador, siembra con una Rapid en la que la semilla y el fertilizante se colocan al mismo tiempo en la capa de tierra/paja.
4. Labranza superficial – enterrado poco profundo de la paja en la superficie, siembra con una Rapid donde la semilla y el fertilizante se colocan al mismo tiempo en la capa de tierra/paja.
5. Siembra directa – siembra con una Rapid en la que la semilla y el fertilizante se colocan al mismo tiempo sin un laboreo previo del suelo. La paja permanece en la superficie.
Gestión de los residuos vegetales
Una diferencia importante entre las técnicas es la forma de gestionar los residuos vegetales. Los residuos vegetales afectan a las posibilidades de lograr un buen contacto entre el suelo y la semilla. Si quedan grandes cantidades de paja, es necesario un gran laboreo para que la paja no impida el siguiente cultivo, sino que se descomponga de la forma más eficiente posible. El tipo de paja presente, es decir, el precultivo, determina la rapidez con la que se descompone y la eficacia con la que puede ser manejada por la maquinaria.
Enfardado o enterrado
La paja puede enfardarse y retirarse o enterrarse en el suelo. La descomposición de los residuos vegetales puede mejorar la estructura de un suelo con poca estructura. Si la paja tiene un valor alternativo en la producción animal o para la calefacción, a menudo se enfarda y se recoge. Esto facilita el laboreo del suelo a corto plazo. Sin embargo, el laboreo puede resultar más difícil a largo plazo si la cantidad de materia orgánica disminuye.
El arado a veces está justificado
La elección de la técnica de labranza también puede verse afectada por el precio de la siguiente cosecha. Si la cosecha puede venderse a un precio elevado, esto puede compensar los costes de labranza si ésta permite un mejor establecimiento. Otro aspecto a tener en cuenta es la presión de las malezas y las enfermedades. Si existe un riesgo de transmisión de enfermedades, esto puede justificar el laboreo por inversión total. También puede ser necesario arar las malezas difíciles. Por último, la capacidad de la maquinaria para manejar grandes cantidades de residuos vegetales es otro factor a tener en cuenta.
Reconsolidación óptima
El objetivo de la reconsolidación de la cama de siembra es crear un buen contacto entre la semilla y el suelo para proporcionar un suministro óptimo de agua, nutrientes y oxígeno a las semillas y las raíces, según la figura "Reconsolidación de la cama de siembra".
Una reconsolidación insuficiente, es decir, una tierra demasiado suelta alrededor de la semilla, puede provocar un mal funcionamiento del transporte capilar del agua porque los poros son demasiado grandes. Esto significa que el suelo alrededor de la semilla puede quedar demasiado seco. Una reconsolidación excesiva significa, por el contrario, que los poros grandes se comprimen y pierden eficacia en el drenaje del exceso de agua y en el transporte de oxígeno y dióxido de carbono desde la semilla. Esto puede conducir a una deficiencia de oxígeno para las raíces. En los suelos más ligeros (arenas medias y finas), la maquinaria ligera tiene el mejor efecto, mientras que las arcillas pesadas necesitan maquinaria más pesada para cultivar y reconsolidar el suelo.
Reconsolidación de la cama de siembra
El suelo está formado por un 50% de material sólido y un 50% de poros. En el caso ideal, la mitad de los poros están llenos de agua y la otra mitad de aire. Sin embargo, esto varía mucho en función de la cantidad de lluvia caída, la estructura del suelo y su labranza.
- Una reconsolidación insuficiente, es decir, una tierra demasiado suelta alrededor de la semilla, puede impedir el transporte capilar del agua porque los poros son demasiado grandes. Esto significa que el suelo alrededor de la semilla se seca demasiado, por lo que la semilla se seca y la planta se marchita.
- Una reconsolidación óptima proporciona un buen contacto entre la semilla y el suelo, por lo que la semilla recibe agua a través del transporte capilar. Al mismo tiempo, hay suficientes poros grandes para transportar oxígeno.
- Una reconsolidación excesiva significa, por el contrario, que los poros grandes se comprimen y pierden eficacia en el drenaje del exceso de agua y en el transporte de oxígeno y dióxido de carbono desde la semilla. Esto puede conducir a una deficiencia de oxígeno, que mata las raíces.
Diccionario:
Capilaridad= agua que puede ascender en el suelo dentro de los poros finos mediante la unión de las moléculas de agua en los poros, la adhesión, pero también mediante la atracción entre las moléculas de agua, la cohesión. Los suelos sedimentarios tienen una alta capilaridad y combinan una gran altura de ascenso capilar con una alta tasa de ascenso capilar
Precultivo = el precultivo es el cultivo anterior a la temporada actual, es decir, el cultivo del año anterior, y afecta al cultivo del año actual por la cantidad de residuos que deja, la liberación de nitrógeno de éstos, la estructura del suelo, la presión de las enfermedades, etc.